Vivimos en tiempos de abundancia de información. Los medios nos ametrallan constantemente, llenando así nuestro subconsciente con opiniones, ideas, pensamientos que no tenemos tiempo de rumiar y de los que somos conscientes una vez que salen de nuestra propia boca.
La prisa nos pisa los talones incluso en sueños, impidiéndonos reordenar lo que durante el día hemos percibido.
Parece que a alguien le interesa que no reflexionemos, que no preguntemos, que la imaginación se extinga por completo de este mundo. Parece que pensar ya no está de moda.

Dibujos de tránsito


Nadie

Nadie me ha enseñado a enfrentarme al miedo, a la derrota, a las dudas o a la desesperación.
Nadie me ha enseñado cómo amar, escuchar o callar.
Nadie me ha enseñado a aceptar mis limitaciones o darme cuenta de mis posibilidades.
Nadie me ha enseñado a decirte que te quiero sólo a ratos o qué hacer ante la pérdida de un ser querido.
Nadie me lo ha enseñado y sin embargo creo haberlo aprendido.

7 Matriculados


Am Rhein

Si volviera a amanecer recibiría al sol a la orilla del Rin, disfrutaría de su abrazo caluroso y de la infinitud de colores que mágicamente hace aparecer ante mí. Correría con el fluir del agua y la brisa, desprendiendo en gotas de sudor toda la energía innecesaria. Tomaría una ducha de agua fría, apaciguando así mi cuerpo enardecido y recordándole que necesitaré su calor a lo largo del día. Trabajaría sin dejarme la vida en ello, absorbiendo cada nueva palabra, cada información, como un niño lo hace en sus primeros años. Si volviera a amanecer aprovecharía cada segundo, pero cada día amanece y hago lo mismo de siempre. La noche parece “resetear” mi mente.